EL JARDÍN DE VAUX-LE-VICOMTEEL JARDÍN DE VAUX-LE-VICOMTE

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Uno de los jardines más conocidos y admirados del mundo, es sin lugar a dudas, el jardín del palacio de Vaux-le-Vicomte. Es realmente imprescindible visitarlo y dejarse impregnar por su belleza, para poder captar la dimensión paisajística de esta obra.

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El Palacio de Vaux-le-Vicomte, está ubicado en la ciudad francesa de Maincy a 55 Km. de París. Se trata de un palacio y un jardín de estilo barroco del siglo XVII, construido para el intendente de finanzas del rey Luís XIV, Nicolás Fouquet, que contrató para construirlo a los mejores artistas de la época: el arquitecto Luís Le Vau, el pintor Charles Le Brun y el paisajista André Le Nôtre.
El 17 de agosto de 1661, para celebrar el final de la construcción del palacio, Fouquet organizó una fastuosa celebración en honor al rey. La fiesta, una de las más recordadas del siglo XVII, tuvo lugar en los jardines y en ellos se representó una obra escrita por Molière para la ocasión, en la cual se pedía al rey que ordenase “marchar a las termas y hablar a los árboles”.
El éxito y admiración que levantó dicho palacio, molestó de tal modo al joven Luís XIV que provocó la caída y encarcelamiento de Nicolás Fouquet, así como el precinto de Vaux-le-Vicomte.

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Además, todo el equipo que había participado en su construcción fue contratado de oficio para la realización de Versalles, con el encargo de construir un palacio insuperable, propio de un rey que ostentaba el poder absoluto.

El jardín Francés

El entorno, más o menos bien preservado de Vaux, ya justificaría por si solo la visita al jardín porque es de los pocos jardines barrocos que se mantienen sensiblemente parecidos a su aspecto original. Los jardines a la francesa se caracterizan por un gran eje visual que se extiende hasta el infinito y, hoy en día, quedan muy pocos ejemplos de jardines, cuya línea de fuga haya escapado de los procesos de urbanización.

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El jardín de Vaux se caracteriza por un gran eje de más de un kilómetro y medio, que se abre ante nosotros desde la misma escalinata que desciende del palacio. Desde ese punto parece que abarquemos visualmente toda la extensión y secretos del jardín. Parterres de broderie, fuentes, estanques, cuidadísimos elementos de topiaria y esculturas, se nos muestran ordenados de manera cartesiana definiendo espacios y una geometría muy potente.

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Decididamente, debemos detenernos frente al palacio para poder captar la dimensión de esta visión. Así, comprobamos que el eje central está formado por una avenida, interrumpida por continuas terrazas, cuyas anchuras crecen en correspondencia a su longitud generando distintos ejes secundarios. Tenemos la sensación de controlar todo el espacio pero evidentemente esto no es así.

Juegos de óptica

Le Nôtre, dominaba de modo indiscutible las falsas perspectivas y simetrías y los efectos «sorpresa». En este sentido, Vaux es un ejemplo en su género: sutiles ilusiones ópticas hacen creer al paseante que las distancias son más cortas de lo que son.

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Así las dimensiones de los estanques parecen iguales desde el palacio, las fuentes aparecen alineadas sobre las líneas de fuga y los arriates están calculados para compensar los efectos deformantes de la perspectiva, de manera que nunca el jardín nos produce la idea de ser desmesuradamente grande, a pesar de la inmensidad de sus dimensiones.

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Estos efectos ópticos, están reforzados por los espejos que forman de cada uno de los estanques y las falsas visones que obtenemos sobre los elementos de agua a medida que nos movemos por el jardín. De esta manera, los estanques del extremo de los parterres parecen alimentarse de las aguas provenientes de las grutas y la canalización de un pequeño arroyo que cruza el jardín, consigue crear un gran canal de agua que se nos aparece de repente, impidiéndonos el paso hasta el final del eje.

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Llegados a este punto, al girar la vista, contemplamos con sorpresa, como el palacio se refleja por completo, perfectamente enmarcado en el espejo de agua que forma un gran estanque cuadrado.

El palacio

Sin duda, el jardín se organiza para realzar el poder y la grandeza de los habitantes del palacio. Por ello, éste se encuentra flotando en el centro del eje y todo el espacio se articula a partir de su posición.

Dando una pequeña vuelta, podemos flanquear el gran canal de agua y ascender a través de la pendiente de césped que forma el eje principal hasta llegar a una gran estatua de Hércules. Aquí, sin duda debemos detenernos a contemplar un jardín donde todo se entiende como una unidad. El espacio es global y no hay elemento que sobresalga más que la visión del castillo. Se trata pues, de un juego hábil de introducir elementos o secuencias, sin destruir el eje visual que apunta directamente hacia nuestra posición, haciéndonos sentir como si nos encontráramos en el centro del universo.

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Es el lugar ideal para reflexionar sobre los tiempos en que se construyó este maravilloso jardín, en que millares de trabajadores moldearon por completo el territorio, plantaron bosques que enmarcaran el jardín, desviaron cursos de agua que alimentaran las fuentes y, en definitiva, construyeron un jardín propio de una nobleza que ostentaba el poder más absoluto.

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Tfno. 00 33 / (0)1 64 14 41 90
http://www.vaux-le-vicomte.com/

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