La flor que nace del cráter

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Haleakala es una palabra hawaiana que significa «casa del sol». Así es como se denomina al cráter del volcán de Maui, que conforma el 75 por ciento de la superficie de la isla. El volcán alcanza una altura de poco más de 3.000 metros y ofrece unas condiciones idóneas para la astronomía, motivo por el que aquí se encuentra el Observatorio Haleakala.

Este lugar también es uno de los favoritos de los amantes de las naturaleza, pues aquí existen especies de aves y plantas que no se pueden ver en ningún otro lugar del mundo, como la rarísima Haleakala silversword (Argyroxiphium sandwicense subsp. macrocephalum), un vegetal que puede vivir más de 90 años y que florece solo una vez justo antes de morir.

En el Parque Nacional Haleakala la vegetación es muy cambiante, pues se pasa de un ecosistema casi selvático en las cercanías del mar (donde uno puede bañarse en pozas naturales espectaculares) a un paisaje lunar en las partes más altas del volcán. De las más de 850 especies de plantas que se pueden encontrar en el parque, 400 son autóctonas -o llegaron hasta aquí sin intervención humana- y, de ellas, hay 300 endémicas que en todo el mundo solo viven aquí en Hawái.

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El bambú no es una especie autóctona, pero en la zona de Pipiwai ha llegado a formar un sorprendente bosque de cañas por el que se puede realizar una ruta de senderismo de cerca de una hora de duración que finaliza en una bonita cascada. Es el lugar perfecto para pasar el día y dejarse llevar por el sonido del bambú.

El ave más significativa del parque es el petrel hawaiano (Pterodroma sandwichensis), una especie en peligro de extinción, que vive casi exclusivamente en la parte alta del volcán. Estos pájaros vuelan por la noche y se guían por las estrellas, pero a veces mueren al confundir las luces artificiales con los astros y acabar agotados.

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Otra de las cosas más interesantes es ir a ver el amanecer desde lo alto del cráter. Desde allí, las nubes quedan por debajo de uno y el sol hace explotar de nuevo el cielo de este volcán dormido.

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