El Aloe vera es una planta perenne, con hojas de color verde pálido, largas, gruesas y duras, bordeadas de puntas agudas y que crecen directamente desde la base de la planta formando una roseta.
Su nombre científico es Aloe barbadensis, del árabe «alloeh» que significa «sustancia amarga» o del griego «alos» que significa «mar», y desde la antigüedad se le aplicó la designación «vera», palabra latina que la identificaba como la medicina popular más eficaz que se conocía. Su uso se remonta a tiempos muy antiguos, los chinos fueron los primeros en utilizarla, y se sabe que formaba parte de las curas de belleza diarias de Cleopatra, no en vano en Egipto la llamaban la planta de la inmortalidad por sus múltiples virtudes y solían incluirla en los regalos funerarios.
Es muy rica en vitaminas, minerales, aminoácidos y enzimas; se conocen más de 75 compuestos en su composición, todos ellos descritos científicamente.
Sus propiedades más conocidas son las relacionadas con el cuidado de la piel. La pulpa fresca de sus hojas tiene efecto hidratante y cicatrizante, cosa que ha hecho que se utilice en diversos usos cosméticos, pero las virtudes de esta planta van más allá, ya que tiene acción antialérgica, desinfectante, coagulante, antiinflamatoria, laxante, analgésica (que calma el dolor), emoliente (que ablanda) y colerética (que estimula la producción de bilis), de manera que el Aloe Vera tiene múltiples aplicaciones medicinales, muchas de ellas probablemente aún sin descubrir.
Su uso externo consiste en la aplicación directa de la pulpa triturada de sus hojas, para ello basta con hacer un corte longitudinal en la hoja y extraer la pulpa verde y carnosa que se emplea en fresco. Entre sus virtudes encontramos que protege y regenera la piel en profundidad actuando desde las capas más externas hasta la dermis; hidrata, absorbe el exceso de grasa (acción astringente) alisa las arrugas y contribuye a borrar las manchas solares. En resumen resulta un completo remedio «antiedad» indicado para combatir el acné y dar a la piel un aspecto saludable y luminoso. También resulta muy eficaz y refrescante como loción para después del afeitado y de la depilación. Protege y fortalece el cuero cabelludo y el cabello impregnándolos con su jugo, para ello debemos dejar que se sequer y aclarar con abundante agua. También favorece la regeneración celular, por lo que resulta muy efectiva en la cicatrización de cortes, heridas y quemaduras ejerciendo una acción antiséptica y aliviando el dolor.
Su uso interno consiste en beber de forma regular jugo de hojas de Aloe, en este caso es importante obtenerlo sólo de la pulpa evitando el sérver o aloína. Con su bebida, facilita la digestión gracias a su alto contenido en enzimas, resulta efectiva en el tratamiento de úlceras gastrointestinales, y actúa como antiinflamatorio en procesos artríticos y reumáticos a la vez que calma el dolor.