Un jardín de Forestier, otra joya escondida de Muñoz Ramonet

1418062791_566246_1418063156_noticia_normal

La casa de la calle Muntaner que Julio Muñoz Ramonet dejó en herencia a Barcelona al fallecer en 1991 escondía, además de la impresionante colección de obras de arte objeto de litigio entre el Ayuntamiento y sus cuatro herederas, otra joya desconocida, oculta tras una enorme valla: un jardín diseñado por el francés Jean Claude Nicolàs Forestier (1860-1930). El conservador de los parques de París es uno de los paisajistas más reconocidos de todos los tiempos responsable, entre otros, del proyecto de ajardinamiento de la montaña de Montjuïc para la Exposición Internacional de 1929.

Forestier recibió el encargo del primer propietario del palacete Ferran de Fabra i Puig, marqués de Alella, al tiempo que el arquitecto Enric Sagnier comenzó a construir la vivienda. Se trata, por lo tanto, de un jardín histórico desconocido de más de 2.300 metros cuadrados realizado para la burguesía barcelonesa de comienzos del siglo XX que se ha conservado hasta nuestros días, como si fuera un oasis en medio de la ciudad.

Cerrado e inaccesible hasta ahora, la Fundación Julio Muñoz Ramonet y el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, han programado una jornada de puertas abiertas para el próximo día 17 (entre las 10 y las 16,30) en la que los barceloneses podrán pasear por primera vez entre la vegetación de este jardín. Antes, del 12 al 16, todo el que se haya apuntado podrá, mediante visitas guiadas, entrar al interior de la vivienda y conocer cómo era la vivienda en la que vivió el industrial y su familia y sentir el espíritu de las viviendas pudientes de la Barcelona de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, a la vez que comprobar en primera persona cómo han desaparecido todas las grandes obras de arte que contenía, algunas firmadas por autores como el Greco, Goya, Rembrandt, Velázquez, Sorolla y Fortuny.

Forestier diseñó el jardín en 1916 según se puede leer en el proyecto titulado Jardins pour l’Hotel particulier de Mr. le Marquis d’Alella a Barcelone, aunque introdujo toda una serie de modificaciones a la hora de realizarlo que no se corresponden con lo dibujado. El experto en dar forma a la naturaleza creó, no antes de 1918, un espacio con tres terrazas, situando en la principal un estanque rectangular, con un surtidor de agua y macetas de barro marcando el perímetro. En tres de los lados situó unas pérgolas formando una U en la que plantó rosales. En el Arxiu Nacional de Catalunya se conservan fotografías del gran Brangulí realizadas entre 1922 y 1923, de la casa en la que se aprecia el jardín de Forestier tal y como él lo creó.

Cuando en 1933 Fabra i Puig vendió parte del jardín para construir un bloque de viviendas de alquiler en la esquina de Muntaner y Avenir se perdieron más de 500 metros cuadrados de zona verde, por lo que el jardín fue mutilado. Tras la compra de la casa en 1945 por Julio Muñoz Ramonet a las nietas del marqués, el jardín no se alteró, pero entre 1956 y 1057 al trabajo de Forestier se superpuso un nuevo orden y estructura realizada por Joan Mirambell, que también reformó de forma simultánea el jardín del Palau Robert, propiedad por entonces también de los Muñoz.

Mirambell alteró los caminos, cambió de posición la pérgola original e introdujo nuevas especies de moda en ese momento como cycas, magnolias o palmeras datileras, que caracterizaron todos sus trabajos de jardinería.

Tras la jornada de puertas abiertas del día 17 se iniciará un proceso de restauración de este oasis urbano con la intención de devolverle el aspecto e imagen original planteada por Forestier y poner en valor el carácter histórico y artístico. Los trabajos, que se prolongarán hasta la primavera o verano de 2015, serán actuaciones mínimas: Se creará un recorrido accesible para su visita, se arrancarán algunos árboles —unas 14 unidades, entre magnolios, olmos, laureles y cipreses— y se plantarán otros nuevos, según el criterio del jardín original, además de introducir cartelas e iluminación. Esta zona verde, de dimensiones y estructuras reducidas no permitirán grandes aglomeraciones, por lo que, sea el que sea el destino final que el Ayuntamiento y la Fundación Julio Muñoz Ramonet dé a la vivienda se tendrá que tener en cuenta su fragilidad y asegurar la preservación de sus valores patrimoniales.

Mientras, continua el litigio entre las hijas y la fundación por la posesión del legado de Muñoz Ramonet: Siguen sin saberse nada de la colección ni de dos de las obras más destacadas: el goya y el greco que retiene en casa una de las hermanas pese a la reclamación del juzgado barcelonés.

http://ccaa.elpais.com

 

Leave a Comment