Cuando vamos de visita a un vivero, centro de jardinería o nos damos una vuelta por el mercadillo de algún pueblo, no debemos de comprar la primera planta que veamos y nos guste, sino aquella que, además de eso, se encuentre en buen estado de salud. Como amantes de estos bellos seres es frecuente que caigamos en la tentación de llevarnos una que está enferma con el propósito de recuperarla, pero haciendo esto lo único que conseguiremos es poner en riesgo la salud de las plantas que ya tenemos en casa.
Es por ello que es tan importante observar bien la maceta que tenemos entre manos antes de comprar.
Si eres de esas personas que visitan viveros y demás regularmente, te darás cuenta de que siempre encontrarás más o menos el mismo tipo de plantas. Son esas las que se dan bien en tu zona, y no otras. Cada vez es más fácil encontrar plantas exóticas a la venta, plantas bellísimas que nos llaman mucho la atención. Pero, lamentablemente, no se darán completamente bien en nuestro clima. Si son tropicales las tendremos que tener en interior, y si son de climas más fríos probablemente tengan problemas con la excesiva calor del verano.
Un caso claro son los arces japoneses. Todos amamos a estos arbustos de hoja palmeada, pero tienen muchas dificultades para vivir en un clima cálido como puede ser el mediterráneo. No es que no puedan adaptarse, sino que en estos climas su cultivo es exigente. Y si no queremos complicarnos mucho, si queremos tener plantas de bajo mantenimiento, lo ideal es siempre escoger aquellas que vemos frecuentemente en jardines de nuestra zona, o que sepamos que pueden vivir bien en el hogar.
Además del clima, hay que observar el estado de salud de la planta. Siempre que presente hojas cloróticas (con los nervios de la hoja muy marcados) o marrones, que el sustrato esté demasiado seco, o que presente signos evidentes de plagas o de que le han tenido que podar algún tallo, lo más recomendable es no adquirirla.
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