
- Plantación de flores de temporada: Es el momento de plantar en el jardín o en macetas especies como petunias, geranios, tagetes, caléndulas, verbenas, cosmos o lobelias. Escoge ubicaciones según su necesidad de sol o sombra, y mezcla colores para atraer polinizadores.
- Riego eficiente al atardecer: Con días más cálidos, comienza a establecer rutinas de riego. Hazlo al principio del día para minimizar la evaporación y evitar golpes de calor. Riega profundamente y con menos frecuencia para fomentar raíces fuertes.
- Protección frente a heladas tardías: Aunque la primavera avanza, pueden ocurrir heladas puntuales. En zonas frías cubre plantas sensibles (hortensias, dalias recién brotadas, plantas tropicales) con mantas térmicas, plástico perforado o incluso sábanas reutilizadas por la noche.
- Corta de flores marchitas: Retira flores secas en vivaces, bulbosas o arbustos florales para estimular nuevas floraciones y evitar que la planta gaste energía en producir semillas. Esta práctica mejora el aspecto general del jardín.
- Prevención del oídio y otros hongos: Con la humedad primaveral, vigila el follaje de rosales, dalias y begonias. Elimina hojas afectadas y trata con productos ecológicos como cola de caballo, bicarbonato o fungicidas naturales.
- Aplicación de mulching: Cubre los pies de las plantas con restos de siega, corteza, paja o compost cribado. El acolchado ayuda a conservar la humedad, regula la temperatura del suelo y reduce las malas hierbas.
- Abonado de plantas exigentes: Aporta humus de lombriz, fertilizantes orgánicos o químico equilibrado a especies de floración continua como rosales, fucsias, hibiscos, dipladenias o geranios. Repite cada 3-4 semanas durante la temporada de crecimiento.
- Tareas en el césped: Si no lo hiciste en marzo, este es un buen momento para escarificar, airear y resembrar calvas. Aplica un abono orgánico específico y riega de forma constante hasta que germine.
- Instalación de soportes para trepadoras: A medida que comienzan a crecer, guía las nuevas ramas de jazmines, madreselvas, bignonias o clemátides. Usa mallas, celosías o tutores de bambú. Recuerda hacerlo suavemente para no dañar tallos tiernos.
- Cuidado del compost: Remueve el montón de compost para oxigenarlo y acelerar la descomposición. Añade restos verdes (césped cortado, hojas tiernas) y secos (ramitas, paja) para equilibrar la mezcla. Mantén la humedad como una esponja escurrida.
- Observación del jardín: Dedica tiempo a observar qué plantas brotan, cómo responden a los cambios de temperatura y qué especies espontáneas aparecen. Esta observación activa y fortalece tu intuición y conocimiento sobre el jardín.
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