La empresa burgalesa Hydra Ingeniería y Gestión Medioambiental ha encontrado en la industria bodeguera «un sector estratégico», señala su director, Vicente Paredes, en el que desplegar sus innovadores sistemas de depuración de aguas. Sus depuradoras combinan un sistema anaerobio -integrado por organismos con un metabolismo fermentativo- con una variedad de plantas acuáticas, dando lugar a un humedal artificial denominado «de alta carga». Con esta instalación, «el coste de depuración, de mantener la depuradora, en una bodega de tamaño medio a grande puede ser de entre 1.500 y 2.400 euros al año. Es un coste muy asumible para la industria», apunta Paredes. Por otra parte «un sistema convencional, dependiendo de si tienes personal fijo o no para ello, puede tener un coste de entre 30.000 y 60.000 euros al año fácilmente», concluye.
Este tipo de depuradoras están formadas por un conjunto de plantas acuáticas que conforman un humedal artificial y funcionan por gravedad, dado que Hydra intenta evitar en la medida de lo posible la inclusión de elementos mecánicos. El agua circula a través del sistema, las plantas crecen y con ellas las bacterias que depuran. Las primeras suministran oxígeno a las segundas permitiéndolas respirar, y las bacterias rompen y preparan los nutrientes existentes en los contaminantes para que las plantas los puedan absorber. «La contaminación se transforma en el crecimiento de la planta», explica el director. Para mantener el sistema, se procede a segar las plantas, por lo que «es una operación inocua porque nunca entras en contacto con el agua residual», añade Paredes.
La empresa ofrece como un servicio incorporado a la instalación del sistema, el mantenimiento de la depuradora. «Lo ofrecemos con el presupuesto, que incluye el estudio económico de los costes de instalación y el mantenimiento posterior. Y nos comprometemos a llevarlo el tiempo que quiera el cliente, un año, tres, cinco… Con el precio acordado y con un compromiso de la calidad del vertido. Nosotros garantizamos la calidad del vertido, y somos los responsables frente a la confederación, con lo cual liberamos al cliente de toda carga», subraya Paredes. Esta situación soluciona una problemática que se ha convertido en una constante en el sector de la depuración, en el que muchas empresas «realizan la instalación y luego salen corriendo», señala el director.
La combinación del sistema anaerobio y las plantas se transforma y se utiliza para depurar aguas de bodega con «resultados excelentes en la calidad del agua y, sobretodo, en el coste de depuración», destaca Paredes. Según aclara el director, «un sistema convencional de depuración requiere atención diaria o casi diaria, y realizar ciertas operaciones de mantenimiento. Nosotros en bodegas hacemos visitas de mantenimiento cada cuatro meses. Esa es la diferencia. De tener una persona cada día, a que el bodeguero se desentienda totalmente y vaya a la depuradora para enseñarla como un valor añadido a la propia bodega porque es un sistema muy sostenible. Pero él no hace nada, nosotros asumimos esa responsabilidad», desglosa.
Hydra se compromete a garantizar la calidad del vertido, conservando siempre las condiciones adecuadas, y se exponen a que la confederación pertinente tome las muestras cuando quiera, porque «sabemos que está saliendo bien. Dependiendo del sistema y de la fase en la que este, hacemos una visita cada tres, cuatro o seis meses. Si hacemos una visita cada cuatro meses el coste es ridículo en comparación con el coste convencional, 120 veces menos contando día por día. Nuestros sistemas tienen consumos muy pequeños» resalta Paredes.
El trabajo de Hydra en la industria bodeguera se remonta a hace dos años cuando la empresa comprobó que había «una problemática grave con la depuración», indica el director.
Y añade, «las aguas de bodega son bastante contaminantes», y «los sistemas convencionales de depuración no funcionan bien, porque las aguas no tienen vertido continúo sino por épocas, y esa irregularidad perjudica mucho la depuración».
El director de Hydra resalta que su empresa es capaz desarrollar un sistema «competitivo e innovador», con «aplicaciones específicas» en función de las necesidades del cliente.
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