En un bello ejemplo de un ecosistema cerrado pero funcional, David Latimer ha cultivado su propio jardín sellado dentro de una botella gigante de vidrio que solo ha sido abierta una vez desde que partió hace casi 54 años.
Latimer plantó su jardín en la Pascua de 1960. Puso algo de material de compostaje y medio litro de agua a una botella de 37 litros, y luego insertó algunas plantas. En 1972, abrió el jardín y le adicionó un poco más de agua. Con esa sola excepción, el jardín se ha mantenido completamente sellado – !solo necesita mucha luz!
Puede parecer extraño para algunos que un jardín completamente sellado pueda sobrevivir así, pero no lo es. El jardín es un ecosistema perfectamente auto suficiente. Las bacterias del compost consumen las plantas muertas, consumiendo el oxigeno entregado por las plantas, convirtiéndolo en dióxido de carbono, algo que las plantas necesitan para sobrevivir. Esta botella es una excelente versión en miniatura de la tierra como un todo.
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