Excelentes trepadoras

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La presencia de las plantas trepadoras da un toque de distinción y solera en las terrazas y jardines. Algunas personas creen que éstas son difíciles de cultivar, que necesitan muchas estructuras destinadas a sostenerlas o que su guía puede ser complicada. Lejos de todo esto, las trepadoras son plantas que se adaptan fácilmente y permiten multitud de funciones, desde dar sombra a esconder, de suavizar esquinas a formar verdes y floreados pasos en caminos, desde ser formas estructurales de reunión a ser punto focal en tu jardín.

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Bajo el epígrafe de trepadoras, encontramos una enorme variedad de plantas. Las trepadoras pueden emparrarse por sí mismas gracias a sus raíces aéreas, zarzillos o tallos reptantes que las sujetan a los muros, árboles o tutores y celosías. También existen trepadoras que necesitan elementos decorativos que las fijen a éstos, o bien podemos dejar que cuelguen sin necesidad de ningún elemento.

En este dossier, os describimos las trepadoras más utilizadas, divididas en las de flor y las verdes. Después de leer a fondo toda la información, seguro que habrás encontrado la trepadora que más te conviene.

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Las trepadoras de flor

Lonicera periclymenum L.
La madreselva, es un arbusto caducifolio de unos 4 metros de altura y flores fragantes de color blanco y amarillo que aparecen de mayo a julio. Después de la floración (que se favorece con abono orgánico a principio de primavera), se forman grupos de bayas que atraen a los pájaros.
Se adapta a cualquier tipo de suelo y de exposición (incluso resiste atmósferas contaminadas), aunque agradece la sombra en el pie y un poco de humedad. En un medio seco, puede sufrir el ataque de pulgones. También se adapta a lugares de sombra. El viento puede dañar la copa.
Se cultiva en muchos jardines por su versatilidad, por su exuberante vegetación y por su delicado perfume. Con apoyos, puede alcanzar más metros, por lo que en la zona mediterránea la encontramos cubriendo muchos muros.

Passiflora

Passiflora 4

Passiflora caerulea L.

La pasionaria, o flor de la pasión, es una planta sarmentosa que puede alcanzar los 2m o más de altura, y que presenta un característico color verde azulado y unas espectaculares flores de unos 10cm. de diámetro, fragantes y con un aspecto muy decorativo. Florece en primavera o principios de verano y tiene frutos ovoides de color amarillo o naranja que maduran a finales de verano o en otoño.
Trepa por medio de unos zarzillos simples que nacen de las hojas y pueden llegar a formar masas enmarañadas. Es bastante rústica y resistente al frío no prolongado, rebrotando fácilmente en caso de daño. Prefiere suelos fértiles, húmedos, abonados moderadamente para no favorecer el desarrollo excesivo de las hojas. Prefiere la exposición soleada y aireada.

Jazmin

Jasminum grandiflorum L.
El jazmín oloroso, siempreverde, nos regala sus perfumadas flores desde julio hasta octubre, prolongándose en algún caso hasta entrado el invierno.
Más delicada en sus necesidades de temperatura, no soporta las que descienden por debajo de los cero grados. Necesita suelos soleados, secos, arenosos y ricos en materia orgánica. Su adaptación es ejemplar en climas cálidos y templados.
Se cultiva como planta ornamental en jardinería, generalmente adosada a rejas, muros o celosías.

Bouganvillea 2

Bougainvillea glabra
Arbusto vigoroso de hojas elípticas y brácteas de color púrpura, rojo o blanco. Crece muy bien en posición soleada, con riego regular durante la floración. Se adapta a cualquier tipo de suelo, siempre que no sea arcilloso, aunque prefiere los fértiles y bien drenados. Característica de las regiones cálidas, donde florece continuamente desde la primavera hasta el otoño.

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En las zonas de clima suave se protege contra un muro, orientado hacia el sur, resguardada del viento.
Con la poda a finales del invierno se favorece la emisión de nuevos brotes floridos; con el mismo fin se renueva después de la floración para favorecer otra en octubre.
El riego debe ser abundante en verano y más reducido durante el período invernal.
En la región mediterránea se cultivan a menudo en barandillas y enrejados, muros, pérgolas y arcadas por sus abundantes brácteas a manera de flores.

glicina

Wisteria floribunda
La glicina es una trepadora leñosa que alcanza hasta 8m. de longitud y se caracteriza por sus racimos de numerosas flores fragantes que se abren paulatinamente, a partir de la base del racimo, alcanzando éste entre los 20 y los 50 cm. de longitud en un precioso color lila o blanco. En las zonas más cálidas, los frutos aparecen tardíamente en forma de bayas colgantes, verdes y aplanadas. La floración suele aparecer después de varios años, recomendándose un abonado anual orgánico en otoño. Requiere un suelo bien drenado y fértil, aunque soporta incluso los terrenos bastante secos y arenosos, y agradece la exposición al sol, incluso en la base, aunque también soporta los climas fríos.
Después del trasplante se aconseja regarla bastante durante el primer año. Necesita la poda para favorecer la floración. Se usa para cubrir porches, pérgolas, muros o paredes de edificios, a veces trepando sobre árboles.
Fácilmente adaptable a cualquier clima, sólo excluye los muy fríos.

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Rosales trepadores

Los rosales trepadores poseen unos tallos largos que le permiten trepar por pérgolas, paredes, vallas, muros, arcos, columnas decorativas, celosías o porches. Se presentan en tres variedades: reflorecientes con grandes flores, reflorecientes con flores pequeñas en ramilletes, y de floración única y muy abundante en ramilletes en primavera. Fuertes y resistentes, en climas calurosos y secos pueden prosperar y florecer tanto que tienden a tener una vida más corta, sobre todo si no se les permite un descanso en verano. Si se les priva de agua entrarán en estado de reposo y perderán las hojas en verano, pero florecerán de nuevo en otoño.

Clematies

Clematis
Las Clemátides, engloban a cerca de 280 especies de plantas entre trepadoras y herbáceas de tallo leñoso, de hoja caduca en su mayoría aunque también existen variedades perennes.

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Son muy apreciadas por lo prolongado de su floración, que se inicia en primavera y finaliza al acabar el verano, según la variedad.
Su uso en jardinería la hace ideal para cubrir pérgolas, trepar muros, vallas, siendo su ubicación perfecta la que sitúa sus raíces a la sombra y sus tallos al sol. Les gustan las tierras fértiles y húmedas para crecer bien, y son muy resistentes al frío.

Podranea 4

Podranea ricasoleana
Muy resistente, florece abundantemente a final del verano, y en primavera/verano, aunque no tan espléndidamente.

Podranea 7

Sus flores forman maravillosos racimos de campanas de color rosa, cubriendo todo su follaje. Se adapta tanto a climas cálidos como fríos, necesita una exposición muy soleada, aunque también se adapta a zonas sombrías, floreciendo menos. Necesita tierra rica de jardín, riegos moderados y abono equilibrado en época de crecimiento. En poco tiempo puede cubrir un muro de grandes dimensiones. Es necesario podarla drásticamente cada mes de enero, de esta forma su floración será más abundante, ya que florece en los brotes nuevos. Se puede cultivar en terraza siempre que cuente con un recipiente de grandes dimensiones (50 cm cúbicos como mínimo). En este caso, debes regarla en abundancia y aportar abono químico a menudo.

Campsis 1

Campsis radicans
Campsis es una trepadora de hojas caducas, de color verde oscuro con algunos puntos blancos. Las flores tienen forma de embudo y están reunidas en racimos terminales, cuyos colores varían entre rojo, amarillo y anaranjado. Florece abundantemente a principio de verano. De las especies más empleadas cabe citar c. grandiflora. por su ornamentación, principalmente en las paredes de chalets y en pérgolas. Es ideal para zonas frías, de hecho no soporta las altas temperaturas de la época cálida (por encima de los 25 grados), si no van acompañadas de noches frías.

Bignonia 4

Bignonia
Trepadora de hojas persistente, color verde oscuro y brillante, mucho más pequeña que la de la Campsis. Las flores tienen forma tubular y están reunidas en racimos terminales, de color rojo o anaranjado. Florece durante toda la época templada/cálida y parte de la época fría, si ésta es cálida. De clima cálido, soporta bien las altas temperaturas y la proximidad del mar. Las bajas temperaturas invernales (menos de 4 grados) pueden acabar con ella.
En general requieren una exposición muy soleada, tierra normal de jardín, abonos equilibrados en la época de crecimiento y riegos abundantes en primavera/verano.
Para cultivarlas en macetas es necesario que éstas sean grandes. Su situación en balcones y terrazas resulta muy atractiva, ya que las plantas pueden ascender hasta 4 m. Y lo mismo ocurre si se colocan como plantas colgantes.

Las trepadoras verdes

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Hedera
Conocida comúnmente como hiedra, este arbusto trepador se fija gracias a las raíces que produce para encaramarse a muros, paredes, árboles, soportes… el tallo leñoso trepa hasta los 20m. gracias a estas pequeñas raíces adventicias que no parasitan el árbol en el que se apoyan. La hedera se ramifica ampliamente y los ramos floríferos (de ramas fértiles) no disponen de raíces adventicias, pero sí de pequeñas flores que aparecen a finales de verano y en otoño y que son muy apreciadas por las abejas.

Hedera

Existen multitud de cultivares de diferentes formas, tamaños y tonalidades de hojas. Necesita suelos ricos, húmedos y arcillosos. Es resistente al frío, tolera la cal y prefiere un ambiente húmedo, aunque no prospera bien por encima de los 1.200 metros de altitud. Prefiere una ubicación semiumbría, y en los climas cálidos prefiere un suelo húmedo durante los primeros años. Durante los meses de verano se recomienda suministrar fertilizante y mojar las hojas con frecuencia. Después del trasplante, también, necesita riego y soporte. La poda se realiza en marzo o en julio. Existen numerosos cultivares según la forma, tamaño y tonalidad de las hojas y su uso en jardinería se destaca como tapizante de muros, pérgolas, para cubrir muros, arcadas, estructuras de árboles…

Parthenocissus tricuspi 2

Parthenocissus tricuspidata
Conocida comúnmente como parra virgen o vid de Virginia, este arbusto trepador con zarcillos cortos y ramificados tiene unas hojas ovadas de 10 a 20 cm. de longitud que en otoño presentan una preciosa coloración rojiza. El cultivar Astropurpurea es muy vigoroso y presenta unas hojas verde azuladas que en primavera y otoño se tornan rojas.
Crece rápidamente y se adapta a cualquier tipo de suelo húmedo y bien abonado. La exposición al sol favorece la aparición de coloraciones vivas en otoño. No resiste bien las heladas, y necesita protección del viento.
La planta pequeña, se poda hasta la base después del trasplante y también de puede podar después de haber sido dañada por una helada o para orientar su crecimiento. En jardineria se cultiva por su coloración durante todo el año y por su versatilidad, cultivada para el recubrimiento de muros, cancelas y pérgolas.

Ficus repens 2

Ficus repens pumila
Conocido comúnmente como ficus trepador o ficus rastrero, esta planta herbácea o arbustiva de hoja perenne, puede ser trepadora o rastrera y presenta hojas de forma acorazonada y unos 3cm. color verde, aunque existen algunos cultivares de hoja variegada jaspeadas de blanco o amarillo.
Requiere semisombra, aunque soporta la exposición directa al sol, preferible evitarla, requiere temperaturas entre los 10 y los 30º, siendo lo ideal las que van de 20 a 22º en verano y los 15º en invierno. Si las temperaturas son más altas, requiere más humedad ambiental, por lo que es conveniente pulverizar sus hojas. Prefiere los suelos ligeramente ácidos, con sustrato húmedo mezcla de turba y mantillo, pero sin encharcamientos.

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Las plantas cultivadas en recipientes mantienen un aspecto frondoso y flexible durante toda su vida, desarrollando en los tallos pequeñas raicillas con las que se fijan; mientras que si se plantan en el exterior, en clima cálido, se convierten en plantas arbustivas, con hojas de mayor tamaño, y desarrollan los frutos, de color morado cuando maduran.

Poda de las trepadoras
Las trepadoras de floración deben recibir una poda de floración y, todas, una poda de limpieza anual. Estos dos tipos de poda pueden coincidir en la misma época o no. La poda de limpieza siempre se lleva a cabo en invierno, la de floración puede ser también en invierno, o bien en primavera o verano. Hay especies que prefieren la poda de floración en esta época, por lo que no podemos hacerlas coincidir las dos.
Lonicera
Para que no se quede sin hojas en su interior, debes realizar una poda enérgica de rejuvenecimiento cada tres o cuatro años. Después de florecer, debes quitar el follaje exterior para evitar que se reproduzcan estas zonas sin hojas en el interior y estimular así el desarrollo de nuevos vástagos. Sólo se debe podar justo después de la floración para evitar que la planta se haga demasiado invasora.
Passiflora
Después de la floración debes cortar hasta 2 ó 3 yemas los tallos que hayan dado flor. Si la pasionaria es muy vieja, igual preferirás sustituirla en vez de renovarla ya que la poda drástica reduce la floración durante uno o dos años ya que produce un crecimiento vegetativo.
Pyrostegia venusta, Plumbago capensis, Solanum jasminoides
Estas trepadoras necesitan una poda anual de las ramas laterales ya florecidas en ejemplares adultos. Se pueden dejar a una longitud que contenga dos o tres yemas.

Bougainvillea
En invierno, debes podar los brotes laterales dejando unos 5 centímetros sobre el tallo principal, menos aquellos que tengan que continuar extendiendo la estructura.
Si presenta un aspecto enmarañado debes eliminar los tallos viejos y atar jóvenes para cubrir los huecos que queden.
En verano, debes despuntar los vástagos cuando las flores se marchiten, cortándolos hasta un lateral que no haya dado flor.
La poda de limpieza consistirá en la eliminación de ramas muy vigorosas que se salen de los límites que sean de tu interés para darle estructura.
Wisteria
La glicinia tarda unos cuantos años en empezar a florecer desde que se planta, y florece sobre los ramos del año anterior. La poda de floración debe hacerse en invierno en una única intervención y en verano con podas cada 15 o 20 días.
En invierno, deberemos fijarnos en las ramas principales, que originan dos tipos de formaciones; las de ramos cortos que llevan en el extremo una yema de flor que dará lugar a una inflorescencia, y que deberemos respetar, y las ramas largas de varios metros, de las que sólo las yemas de la base dan flores. En estas ramas largas deberemos realizar la poda, consistente en cortarlas a unos 30-40 cm. De la base. Esto deberás hacerlo en invierno (mejor en febrero si estás en una zona con riesgo de heladas). A pesar que puedes perder algunas flores, el resto florecerán más bellas. Durante el verano cada 15 o 20 días debes podar las ramas largas dejándolas con unos 40 cm. de longitud. Si ello te supone mucho trabajo y no haces como mínimo una poda de verano, la glicina se convertirá en una masa enredada y grande con pocas flores el año siguiente. También debes eliminar las inflorescencias pasadas.
Aparte de la poda de floración, en invierno debes hacer la de limpieza suprimiendo las ramas secas, entrecruzadas y los chupones.
Rosal trepador
Los primeros años se puede dejar crecer hasta alcanzar la altura deseada, y allí despuntar las ramas laterales que hayan florecido para formar varios brotes que constituyan las ramas principales. La poda anual de invierno debe ser drástica y ligera en verano para aumentar la floración. Cuando las ramas principales hayan envejecido y den pocas flores, se pueden ir renovando progresivamente por tallos jóvenes.
Clemátides
Según la especie y variedad, deben recibir una poda de floración distinta.
Las especies vigorosas que florecen a principios de primavera en los ramos del año anterior, no precisan poda de floración, sólo la poda de limpieza. Estas especies incluyen las clematis alpina, armandii, cirrhosa, macropetala y montana.
Requieren una poda ligera las variedades Lasursten, ‘arie Boisselot, Mrs N. Thompson, Nelly Moser, Niobe, The President, Jean Paul II, Madame Lecoultre, Rouge cardinal, Vivian Pennel, Florida bicolor, Montana, Alpina, Orientalis Orange Pell…
Para la poda de limpieza deberás eliminar los tallos muertos y enfermos y recortar los restantes a un tercio, justo por encima de un par de yemas sanas.
Estas variedades pueden volver a florecer en otoño siempre que se estimule dicha capacidad. Para ello, tras la primera floración, es necesario eliminar las ramas débiles y las semillas que quedan en lugar de las flores.
Requieren una poda más importe las variedades Contesse de Bouchaud, Ernest Markham, Gipsy Queen, Jackmanii, Perle d’Azur, Ville de Lyon, Dichesse os Albany, Docteur Ruppel, Hagley Hybrid, Jukia Corveron..
Las Clematis floribunda, Clematis tangutica, Clematis viticella son variedades y especies que, a diferencia de los otros dos grupos, florecen en verano sobre los brotes surgidos ese mismo año.
La poda consiste, en invierno, en eliminar todos los ramos crecidos durante la temporada anterior hasta un par de yemas sanas más bajas (a unos 40 centímetros sobre el nivel del suelo). Con esta poda lograrás que no se quede despoblada la zona inferior. Si ello te hubiese pasado, puedes cortarla toda a unos 50 cm. Del suelo para que rebrote de nuevo con fuerza.

Abonado de trepadoras
Para conseguir grandes floraciones son muy importantes los abonos ricos en potasio. A finales de primavera puedes incrementar su aporte cambiando a un abono que tenga más potasio que nitrógeno en su composición (un exceso de nitrógeno produce muchas hojas pero una floración escasa)
Los doce elementos esenciales para toda planta son: Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Magnesio, Calcio, Azufre, Hierro, Manganeso, Molibdeno, Zinc, Cobre y Boro. La falta de alguno de ellos, ocasionará problemas a tu trepadora.
Tanto si usas fertilizante líquido como sólido, puedes añadir un poco de quelatos de hierro y de otros micronutrientes con el fin de conseguir unas hojas más verdes aunque debes saber que el exceso de fertilizantes produce toxicidad que se manifiesta en las puntas de las hojas «quemadas” y que hay unas especies más sensibles que otras.
Para saber cómo abonarlas, primero distinguiremos entre las que están plantadas en el suelo y las que están en contenedores, macetas o jardineras.
Trepadoras en el suelo
Puedes usar abonos orgánicos, abonos minerales o una combinación de los dos.
Si sólo usas abonos orgánicos, deberás emplear únicamente estiércol, mantillo, compost, humus de lombriz, guano o cualquier otro fertilizante de origen animal o vegetal que hará el suelo más esponjoso y aireado. Esta es la opción más ecológica, y la cantidad media a aportar es de unos 500 gramos de abono orgánico por cada arbusto trepador de tamaño pequeño, y de 1.000 a 1.500 gramos para las trepadoras mayores. La mejor época para aplicarlo es en invierno, para que al llegar la primavera la descomposición que efectúan los microorganismos del suelo empiecen a liberar elementos minerales para la planta.
También puedes utilizar únicamente fertilizantes químicos, opción que resulta más económica aunque no se mejorará las propiedades físicas del suelo como hacen los abonos orgánicos, ni se enriquece en humus, puesto que los fertilizantes químicos lo que hacen es aportar exclusivamente nutrientes.
Si usas los fertilizantes convencionales, con esparcir un puñado de gránulos en la base de la trepadora una vez el mes o cada dos meses (en invierno, nada), es suficiente. Recuerda que debes regar siempre después de abonar.
El otro tipo de fertilizante químico que puedes utilizar es el liberación lenta que va liberando los nutrientes a lo largo de 3 meses o más, con lo que el riesgo de «quemar» a la planta por exceso de sales se reduce mucho. Son cómodos porque con 2 ó 3 aplicaciones al año (una en primavera, otra en otoño), es suficiente.
La dosis de fertilizantes de lenta liberación estará entre 25 y 50 gramos a aportar por arbusto cada vez.
La opción de combinar orgánicos y minerales es la más completa porque consiste en mejorar el suelo y enriquecerlo. Para ello debes aportar abono orgánico en invierno, unos 500 gramos por cada trepadora o extendiendo una capa de 2 ó 3 cm ligeramente enterrado. El abonado mineral incluirá sólo 25 gramos de fertilizante de liberación lenta en primavera y otros 25 en otoño.
Trepadoras en macetas
Si tienes las trepadoras en macetas, deberás prestar más atención tanto al riego como al abonado. Lo mejor es usar fertilizantes de lenta liberación (gránulos, barritas, clavos o pastillas) aplicando en primavera, en verano y una última vez en otoño.
Si el fertilizante es un granulado convencional, debes aportar unos cuantos gránulos en cada maceta una vez al mes, menos en invierno.
Si usas fertilizante líquido deberás aportarlo cada 15 días durante la primavera y el verano, diluyéndolo en el agua. En otoño, se aporta una vez al mes, y en invierno, nada.

Despiece
Trepadoras Especiales
Cualquier arbusto sarmentoso puede servir para actuar como trepador: hibiscus, evonimus, árboles frutales… tan solo necesitan una poda formativa y sujeción adecuada.
Trepadoras-tapizantes
Pueden actuar como cubresuelos la hiedra, buganvillas, madreselva, parra virgen, algunas clematis…
Trepadoras-setos
En jardines pequeños son una opción a considerar ya que no ocupan mucho espacio y ofrecen magníficas floraciones como la alamanda, buganvilla, campsis, hiedra, pasiflora, rosal trepador…
Trepadoras anuales
Para climas con heladas se pueden cultivar especies como trepadoras anuales como los guisantes de olor (Lathyrus odoratus), Ojo de poeta (Thunbergia alata), Cobaea (Cobaea scandens), Don Diego de día, Caracolillos (Phaseolus caracalla), Capuchinas (Tropaeolum majus)…

Anclajes
El sostén ha de ser el adecuado para el peso, altura y tamaño que alcance la trepadora… Las celosías son ideales para trepadoras a las que les gusta enroscarse. Los cables sirven para tijeretas o zarcillos,
Debes tener en cuenta que si sitúas la trepadora en una celosía abierta, crecerá buscando la luz y florecerá sólo de un lado del anclaje. También es importante que circule aire fresco alrededor de la trepadora. Para esto, debes situar el enrejado separado de la pared o muro. Las paredes y cercas crean su propia reserva de lluvia. Para que tu trepadora se acostumbre a estas condiciones, colócala a 40 centímetros de la pared. Así, cuando la planta se establezca, si las condiciones climáticas son favorables, recibirá una cantidad de lluvia suficiente para crecer sin necesidad de riego.

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Plumbago

Una trepadora para cada lugar
Hiedra, Parra Virgen y Ficus Pumila para paredes a la sombra.
Glicinias, Ipomeas y Polygonum para pérgolas y arcos.

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Traschelospermum jasminoides

Lonicera, Hiedra, Ipomoea, Jasmínum grandiflorum,

Traschelospermum jasminoides

y Plumbago para cubrir grandes espacios.
Buganvilla, Bignonias y Jazmines si vives en clima templado o cálido.
Polygonum baldschuanicum y Clemátides si vives en clima frío.

Combinar trepadoras
Tienes un espacio que te gustaría disfrutar al máximo, te gustaría ver multitud de flores, diferentes colores… Primero debes preguntarte que es lo que más te gustará ver en este punto: ¿diferentes flores al mismo tiempo? ¿Flores durante más tiempo? ¿Reanimar un arbusto? ¿Cambiar su aspecto cada año? Tienes soluciones para cada opción: sigue leyendo…
Floreciendo a la vez
Para ello sólo necesitas plantar diversas plantas trepadoras juntas. Combinando las plantas que más te sorprendan por su floración, basándote en el color o bien en la forma de las flores. Para que el efecto sea harmónico, lo ideal son las combinaciones de tonos de un solo color o bien los efectos contrastados de dos colores.
Flores más tiempo
Si lo que quieres es disfrutar del color durante más tiempo, y no tienes mucho espacio en tu jardín, las trepadoras te ofrecen una solución magnífica. Una de las posibilidades es utilizar una hortensia trepadora con una enredadera de floración temprana, como la clemátide multi blue, o un rosal trepador de larga floración como el new dawn con la flor de la pasión…
De año en año
Las trepadoras anuales darán color a tu jardín durante el verano y, a veces hasta muy entrado el otoño, y combinaran perfectamente con otras trepadoras. Para ello, lo único que tienes que hacer sembrarlas en primavera, y puedes combinar, por ejemplo, enredadera de campanillas, Cobaea scandes, enredadera azul, variedades de Ipomoea, Lathyrus odoratus, Thunbergia alata, capuchina…
Reanimar el arbusto
Si el arbusto no te llama la atención, y parece que te ocupa buena parte del jardín, antes de arrancarlo puedes alargar su floración guiando una colorida trepadora que florezca sobre él. Sólo debes asegurarte que la trepadora deja pasar suficiente luz al arbusto, y puedes combinar su época de floración con la de la trepadora. Evidentemente, los setos son también un perfecto apoyo para las trepadoras.
Flores de invierno
El jazmín de floración invernal, Jasminum nudiflorum, acostumbra a situarse en muros y paredes donde florecerán profusamente de amarillo. En verano, su aspecto no resulta tan llamativo, pero puedes utilizarlo como guía para una bonita combinación de clemátides como Nelly Moser, Etoile de Malicorne…

Consejo
Antes de entrar en la Poda de Floración, sobre su formación comentar que si se planta con la idea de que cubra una pérgola o un arco, procura dejar un único tronco junto a la columna o pilar, no varios por planta que salgan del suelo, puesto que se enmarañarán más.

Una planta trepadora, debido al gran volumen de ramas que desarrolla, necesita un contenedor grande, de al menos 60 ó 70 centímetros de profundidad y un ancho que vaya de los 50 a los 60 centímetros.

Si no la cambias a una maceta mayor (caso probable, sobre todo si ya es grande) es conveniente sustituir el compost de la capa superior de tierra, entre 3 y 5 cm de espesor, por otro fresco.

CONSEJO
No a las trepadoras y al césped
En general en los jardines de viviendas particulares es frecuente encontrar bonitos árboles que en su tronco están cercados por trepadoras o que en su base están rodeados por césped. Aunque son sistemas decorativos muy utilizados hay que saber que esto no beneficia en absoluto al árbol, es más en muchos casos puede llegar a perjudicarle seriamente.
Algunas trepadoras son tan vigorosas que realmente llegan a ahogar al tronco del árbol, de hecho muchas incluso provocan heridas en los propios troncos.
También es importante reconocer qué tipo de trepadora es la que está causando el problema, no es lo mismo una perenne como la hiedra, que las vivaces y anuales plantadas en las bases.
Más inconvenientes
Hay que saber que además estas trepadoras son también el camino para que las plagas trepen hasta las copas de los árboles, alcanzando las hojas más tiernas.
Evitan también la transpiración del tronco, siendo además un cúmulo de humedad.
Los tallos de estas plantas impiden que el aire circule adecuadamente, propiciando que la base del tronco se pudra.
Algunas de ellas desarrollan raíces tan profundas y fuertes que compiten con el árbol sobre el que crecen, alimentándose de las raíces de éste. Consumiendo así parte importante de la vida del propio árbol.
Otro error
Un frecuente y habitual error que cometemos en el trato hacia nuestros árboles es el de rodear la base con césped.
Lo ideal es dejar un círculo libre alrededor del tronco para evitar así la competencia por el agua y los nutrientes. Esto es muy importante sobre todo en zonas de suelos pobres y de sequías fuertes y duraderas.
La base limpia
Si mantienes la base del árbol limpia conseguirás controlar y evitar la aparición de plagas.
También puedes acolchar la base, sobre todo a partir de la primavera, para retener el agua de riego. Para ello puedes utilizar un material que sea limpio y decorativo, como es la corteza.

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