Un estudio llevado a cabo por científicos del CREAF y del CSIC ha demostrado que el Índice de Reflectancia Fotoquímica (PRI, en sus siglas en inglés) permite cuantificar los gases que emiten las plantas para comunicarse entre ellas o en situaciones de estrés.
Este índice se calcula midiendo la luz que la vegetación refleja con la ayuda de fotosensores en aviones o mediante imágenes de satélite.
Según ha informado el CREAF, el trabajo ha comprobado por primera vez que es posible estimar de forma continua y a distancia la cantidad de compuestos orgánicos volátiles (COVs) que producen las plantas en grandes extensiones.
Según los resultados del estudio, publicados en la revista “Nature Communications”, el PRI está relacionado con la cantidad de gases que emiten las plantas para comunicarse, isopreno y monoterpenos en los casos que ha estudiado el CREAF.
Midiendo la luz que reflejan las plantas, sobrevolando la vegetación con aviones dotados de sensores o mediante imágenes de satélite, los científicos pueden calcular el PRI y, por lo tanto, estimar rápidamente la cantidad de gases que se están emitiendo.
“El uso de la teledetección nos permitirá estudiar a gran escala qué cantidad de COVs está vertiendo la vegetación a la atmósfera y será un paso adelante para predecir mucho mejor la química atmosférica, por ejemplo cuanto ozono se va a crear en las capas bajas de la atmósfera en zonas sensibles o en momentos concretos”, ha explicado el profesor del CSIC e investigador del CRAF Josep Peñuelas.
Según el científico, el trabajo “es un paso adelante para discernir los efectos de los COVs en la formación de aerosoles y en el clima local y regional”.
Hasta ahora, los científicos cuantificaban estos gases con medidas puntuales en el campo y con la ayuda de simulaciones que facilitaban los modelos matemáticos disponibles.
Peñuelas ha explicado que las plantas terrestres emiten a la atmósfera gases que les permiten protegerse del estrés, comunicarse con otras plantas o hasta atraer a polinizadores o ahuyentar a depredadores.
Las emisiones de COVs cambian la química atmosférica y pueden convertirse en gases contaminantes, como el ozono, si reaccionan con los gases de origen industrial o con los humos de la combustión de coches, aviones y barcos.
Esto, sumado a los altos niveles de radiación solar propios de las épocas estivales, favorece la generación de ozono troposférico en algunas zonas de la Península y hace de España el país de la UE que más días al año supera los límites de ozono recomendados por la Agencia Europea del Medio Ambiente. EFEfuturo
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