Jardines en el techo de los autobuses

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Estos días me enteraba de la siguiente noticia: en Barcelona y Palma de Mallorca han estrenado autobuses con la azotea ajardinada (vía El Confidencial). Visto así, la idea mola. ¿Jardines rodantes en nuestras ciudades? ¿Y por qué no? La idea me parece interesante y hasta felicitaría al paisajista que lo ha introducido en España por la iniciativa. Ya habíamos visto una idea similar aplicada en los autobuses de Nueva York y otras capitales mundiales. El problema es que comienzo a leer acerca de ecología, reducción de CO2, etcétera, etcétera, y empiezo a mosquearme. ¿De verdad un jardín en el techo de un autobús puede ayudar a reducir la contaminación?

Sus creadores, Phytokinetic, dan cifras concretas del CO2 capturado por su jardín rodante. Aproximadamente 20 kilogramos de CO2 por metro cuadrado al año. Son cifras que suenan contundentes. Si tomamos un autobús muy representativo de la flota de una gran ciudad, como Madrid, por ejemplo un Iveco Irisbus Cityclass Cursor (ver flota de autobuses de EMT Madrid), nos encontramos con que si aprovechásemos cada centímetro del techo (12 metros de longitud por 2.55 de anchura), que obviamente no es posible, esta solución ahorraría 612 kilogramos de CO2. Empleando cifras de homologación, y considerando la media de los coches modernos vendidos en 2013 y 2014, equivaldría a un ahorro de las emisiones generadas por un turismo en 5.000 kilómetros.

Con ese dato, y por contundentes que sean las cifras si lo extendiéramos a toda la flota de autobuses de una gran ciudad, seguiremos pensando que existen soluciones mejores que esta, o por lo menos más efectivas para que la reducción de emisiones pueda marcar la diferencia. Sus creadores también hablan de lo importante que puede resultar su idea para abogar por un marketing medioambiental, ya sea de flotas de autobuses, o de vehículos comerciales para una empresa, puesto que esta idea también puede aplicarse en vehículos más pequeños que un autobús. Estaremos de acuerdo en que un jardín encima de tus furgonetas es un buen reclamo publicitario.

Desconocemos el coste, económico, de incorporar estos jardines en el techo de los autobuses. Lo que sí sabemos es que estos han de tener un coste energético, es decir, que su peso también ha de incrementar de alguna forma el consumo del vehículo. Sus creadores no dan cifras exactas, pero aseguran que el sistema es ligero en tanto han utilizado materiales específicos para sustituir la tierra. Las plantas que crecerán en el techo de estos autobuses además están adaptadas para resistir a las condiciones que han de enfrentarse, movimiento, máxima exposición solar, y su irrigación funcionaría mediante el agua sobrante del sistema de aire acondicionado.

La idea sigue pareciéndome llamativa e interesante a nivel visual. Pero, ¿de verdad es esta una solución al problema de las emisiones en nuestras urbes? No, no lo es. El problema ha de mitigarse de raíz. De nada sirve que instalemos plantas en el techo de los autobuses para compensar el CO2 emitido, especialmente si tenemos en cuenta que existen otras emisiones aún más dañinas y perjudiciales (como vimos en el ejemplo parisino), que no son tan sencillas de neutralizar, hablamos de partículas en suspensión y NOx.

Por otro lado, si queremos aumentar la vegetación de nuestras ciudades, ¿no deberíamos abogar por un modelo de urbanismo más sostenible? ¿No deberíamos reducir las toneladas de hormigón, ladrillo y cemento que utilizamos por metro cuadrado y aumentar las zonas verdes de nuestras ciudades? ¿No sería más sencillo crear más parques, pequeños y grandes, con variedades de plantas que no requieran un excesivo mantenimiento y sean capaces de neutralizar grandes cantidades de CO2?

http://www.diariomotor.com/breve/jardines-techo-autobus/

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