La belleza amenazada

1403793093_290495_1403796733_noticia_normal

Hay más especies de orquídeas que de aves, mamíferos, anfibios y reptiles juntos. Entre 20.000 y 30.000 especies forman la mayor familia de plantas vasculares del planeta, ante cuyo estado de conservación la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha lanzado la voz de alarma. La última revisión de la lista roja que elabora este organismo advirtió de que el 80% de las especies de uno de los géneros de orquídeas que se distribuyen por el hemisferio norte está amenazado de extinción. ¿Culpables? La destrucción del hábitat y el coleccionismo, que fomenta un tráfico ilegal que incluye asaltos a colecciones públicas y privadas y jardines botánicos y alianzas con maras y narcotraficantes, especialmente en América.

Un día antes de que la UICN pusiera a orquídeas y lémures como ejemplos de especies que escalan puestos entre las más amenazadas, los medios de comunicación mexicanos daban a conocer el saqueo al que fue sometido uno de los principales jardines de orquídeas del país mesoamericano. La Unidad de Manejo Ambiental Flores Fina Teya, situada en el estado de Yucatán, está reconocida como lugar de cultivo y recuperación de especies vegetales (contiene 198 consideradas en peligro de extinción), incluidas las orquídeas, algunas de ellas posiblemente extintas en estado salvaje. Entre estas últimas estaban varias de las robadas.

No es un caso aislado, Internet está repleto de noticias, anuncios y consultas que reflejan el interés por el cultivo, comercio y afán coleccionista que en ocasiones se salta la legalidad. Pepe Plana, asesor de jardinería y paisajismo de la revista Mi jardín, confirma “la gran atracción que tienen las orquídeas, en especial las de zonas tropicales, que en algunos casos tienen flores tan grandes como la cabeza de una persona, pero desde que en el siglo XX se aprendió a cultivarlas, incluso en macetas (la mayoría son epífitas, crecen sobre otras plantas), la práctica totalidad provienen de cultivos”. Solo así se puede entender que Holanda sea uno de los principales productores y exportadores mundiales de un negocio que mueve anualmente cientos de millones de euros. Solo contabilizando las flores tropicales de las subastas holandesas de 2009 se alcanzan los 113 millones de euros, de los cuales más de la mitad, 64 millones, corresponden a orquídeas.

Todas las especies de orquídeas están incluidas en el apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), es decir, solo se puede comerciar con ejemplares tomados de la naturaleza mediante autorización oficial, además de estar prohibido en cualquier caso con las ocho que aparecen en el apéndice I. Las autoridades del CITES han mostrado en más de una ocasión la dificultad de detectar un tráfico ilegal que habitualmente es local, no internacional, por lo que no pasan por los controles de fronteras.

La UICN ha incluido hasta el momento en sus listas a 606 especies, de las cuales 303 las cataloga como amenazadas, 154 de ellas en peligro de extinción, 54 en peligro crítico y una endémica de las islas Seychelles como extinta. En la última actualización de la lista roja mundial se anunciaba que el 79% de las especies (44 de 56) de uno de los géneros (Cypripedium) de orquídeas asociados a climas templados de América del Norte, Europa y Asía está amenazado de extinción. Hassan Rankou, investigador de los Royal Botanic Gardens de Kew (Londres), centro neurálgico del grupo especializado en orquídeas de la UICN, asegura que “las zapatillas de Venus [uno de los nombres vulgares que reciben estas plantas] son muy populares en la multimillonaria industria hortícola, y aunque esta se nutre principalmente de ejemplares cultivados, la conservación de los especímenes silvestres resulta vital para su futuro».

De una de las especies de zapatitos de dama apenas quedan cien individuos repartidos entre el sureste de China y Vietnam, y de otra solo se tienen noticias de poblaciones aisladas en México, Guatemala y Honduras. De nuevo, deforestación para ganadería y agricultura y coleccionismo operan como elementos distorsionantes. Y el turismo. Fuera del género Cypripedium, la flor que representa el emblema de las Islas Caimán (noroeste de Jamaica), de nombre científico Myrmecophila thomsoniana, ha entrado en la categoría de peligro de extinción debido principalmente a la urbanización con fines turísticos de las tierras en que crece. La UICN advierte de que resulta urgente proteger su hábitat para conservar la especie.

También requiere de urgencia proteger a dos catalogadas oficialmente en peligro de extinción en España: el zapatito de dama (Cypripedium calceolus) y la orquídea de Tenerife (Himantoglossum metlesicsianum). La primera resiste en bosques húmedos del norte peninsular, su distribución europea más meridional, con cinco poblaciones repartidas entre Aragón y Cataluña que superan escasamente los mil ejemplares. Carreteras, pisoteo, pastoreo, aludes y coleccionismo se alían para complicar su supervivencia. Por parecida situación y amenazas pasa la orquídea de Tenerife, endémica de la isla y con tres poblaciones que reúnen 1.300 individuos. Además, el Atlas y libro rojo de la flora vascular amenazada de España considera indispensable añadir al menos otras dos al catálogo oficial: orquidia de prat (con una única población en la isla de Mallorca) y la raíz de coral (solo 48 ejemplares en un hayedo pedregoso de Huesca). En España crecen 80 especies diferentes de orquídeas.

Leave a Comment