Mucho espacio


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Mucho espacio
Encontrar alicientes para disfrutar al máximo

En muchas ocasiones, tenemos un jardín con una dimensión considerable y sólo disfrutamos de una parte, normalmente de la que se encuentra más próxima a la casa, olvidando por completo el resto. Esto sucede porque no existe ningún aliciente que nos haga pasear por todo el jardín, que nos invite a disfrutar al máximo de todos los metros, y que nos de una perspectiva diferente de nuestra vivienda.

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Cuestión de miradas
Siempre se mira desde la casa hacia el jardín, hay que conseguir que sea al contrario, que veamos nuestra vivienda desde el fondo del jardín, que podamos contemplar la amplitud real que tenemos. Pensamos en crear una zona de estar en el fondo del jardín, un espacio agradable y tranquilo, un poco oculto del resto. Creamos una zona de estar de adoquines de granito, que será de forma hexagonal para poder acoplar en ella una pérgola de madera con la misma forma. Este espacio va a estar, por la parte posterior, rodeado por arbustos de distintos tamaños y con floraciones en diferentes épocas del año, por delante va a estar abierto al césped y por un lateral va a estar junto a un estanque.

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Zona de agua
El estanque lo hacemos alargado pero con una forma irregular. En uno de los extremos, el más alejado de la pérgola, colocamos una cascada, por la que el discurrir del agua nos va a proporcionar unas estupendas sensaciones. El otro lado llega hasta el borde de la zona de estar. En torno al estanque, incluso por detrás de la cascada, colocamos plantas, de tal manera que parezca lo más natural posible.

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Con estos dos elementos, tenemos un gran incentivo para visitar la parte final del jardín, nos va a apetecer muchísimo permanecer bajo esta pérgola, con el ruido del agua al lado y rodeados de una vegetación cambiante con las distintas épocas del año.

Ritmo, movimiento y cambio
Esto último lo decimos porque no se puede crear un jardín con sólo césped, que no cambia de aspecto en todo el año, y con coníferas con las que pasa exactamente igual y cuyo crecimiento es lentísimo, prácticamente inapreciable a corto plazo. Lo primero que hemos hecho en los laterales de la finca, es crear un espacio de forma redondeada en el que se van a colocar tres alturas de plantación, de esta manera y teniendo mucho cuidado a la hora de elegir las plantas, conseguimos tener cambios y floraciones casi en todas las épocas del año.

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Además, al colocarlas con tres alturas, conseguimos dar una mayor sensación de profundidad, logramos tener diferentes alturas… no está todo a la altura del césped. Todo esto nos va a invitar a pasear por la totalidad del jardín.

Menos césped
Construyendo estas zonas de plantación, además hemos conseguido disminuir en gran medida la superficie de césped, por lo tanto las horas de trabajo destinadas al mantenimiento. Donde realizamos la plantación, colocamos riego por goteo, malla antihierbas y encima grava, por lo que el mantenimiento de estas zonas se limita a la poda anual necesaria.

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Otro factor para reducir el tiempo de mantenimiento y facilitar el mismo, es hacer desaparecer los árboles de dentro del césped. Los que coloquemos deberán estar en las zonas de arbustos. Así evitaremos el recorte manual de las malas hierbas de los alcorques, la siega será mucho más fácil, más rápida y mucho menos trabajosa.

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Naturalizar la entrada
La vivienda tiene un gran porche que da al jardín, ideal para las horas de calor en verano. Para conseguir que esté más integrado en el resto del jardín, llevaremos el césped hasta el mismo borde, para conseguir más sensación de frescor. En el espacio que queda libre colocamos arbustos para que rompan la sobriedad de los materiales constructivos, consiguiendo hacer este espacio más natural.

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