Un jardín puede ser y recrear muchas cosas: un fondo escénico, un paisaje, un lugar en el que estar y disfrutar de la naturaleza… «Lo fundamental es saber cómo lo vamos a usar. El jardín debe ser un espacio pensado como una estancia más de la vivienda, una habitación verde, ya sea el de la casa o el de una terraza en un ático», indica Javier Palacios, arquitecto en La Habitación Verde.
Diseño previo. Es el secreto para un jardín bonito, práctico y sin costoso mantenimiento. Una inversión que se revaloriza con el tiempo y también la propiedad.
Sin un proyecto de paisajismo se cae en el error de convertir el jardín en un cajón de sastre, en el que cabe de todo, desde plantas mal elegidas, que sobreviven de mala manera, a árboles que se plantaron pequeños y ahora dan sombra constante a la piscina…
El uso excesivo de césped es otro traspiés. «Es necesario mejorar las mezclas explosivas y recargadas que se realizan con la vegetación y el mal uso del riego automático desperdiciando grandes cantidades de agua al calcular mal las necesidades de evapotranspiración de las plantas», apuntan en Fernando Pozuelo Landscaping Collection.
Según esta firma de paisajismo la tendencia para esta primavera y verano son los jardines basados en la filosofía Slow Garden, diseñados para influir en las emociones y activar patrones curativos, ya que son espejos donde el paseante se ve reflejado y que interactúan con él.
También «están de moda los jardines pequeños y sostenibles, los de gramíneas y los de plantas vivaces y arbustivas que tienen a la rusticidad y menos tipo inglés —sin césped pero sin perder la sensación de estar en un jardín gracias a los acabados de grava o césped artificial—. Las trepadoras cada vez se utilizan más, quizás por el auge de los jardines verticales», afirma Gutiérrez.
No luce, pero igual de importante es lo que no se ve: buen drenaje, tierra fértil, cubierta protectora del suelo o mulch que mantenga la humedad y reduzca el sufrimiento de la planta con cambios de temperatura y plantas de calidad y de un vivero cercano.
El riego automático ahorra tiempo, dinero y puede ser gestionado desde apps, softwares, sistemas domóticos o control remoto.
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