Una especie llamada Femeniasia balearica (en la imagen de arriba), hace unas décadas, se podía encontrar en buena parte de las islas Baleares. En la actualidad, sólo quedan algunos ejemplares en la isla de Menorca. Es una de las especies de plantas autóctonas del Mediterráneo que están a punto de extinguirse. Está catalogada en peligro crítico. La causa principal de su desaparición es la pérdida de hábitat.
En toda la Península Ibérica, hay más de mil especies de plantas en peligro de extinción. De ella, más de cuatrocientas están en estado crítico por la destrucción de su hábitat. En el Mediterráneo, algunas especies son únicas, como la Silene hifacensis, que sólo se puede encontrar en los acantilados del norte de Ibiza y el norte de Alicante o la colleja o xilene, que sólo crece en Valencia e Ibiza.
La Femeniasia balearica vive en una zona que abarca menos de cien kilómetros cuadrado y su hábitat disminuye paulatinamente. Se calcula que hay menos de 2.200 individuos maduros en seis subpoblaciones.
Pero no sólo hay que pensar en la flora terrestre. Especies de plantas marinas también están en peligro de extinción. Es especialmente perjudicial para el medio ambiente la desaparición de la posidonia, una planta submarina que sirve de hogar y refugio para diversos animales como pulpos, sepias o diferentes peces. Además, sirve de alimento para erizos, estrellas de mar y otros animales. La posidonia tiene muchos beneficios para el medio ambiente marino, como funcionar como pulmón verde, produciendo oxígeno o filtrando las impurezas del agua. Si la posidonia crece significa que las aguas están en perfecto estado.
Las 50 especies más amenazadas
La Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha elaborado una lista con las cincuenta plantas más amenazadas en el Mediterráneo. La región tiene unas 25.000 especies de plantas superiores y helechos. El 60% de ellas no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. El Mediterráneo está considerado una de las 34 áreas del mundo cuya biodiversidad está muy amenazada.
Algunas de estas especies son el jaramago de Alborán, la lletrera, la Lamyropsis microcephala (endémica de Cerdeña), el grosellero sardo o la Centaurea akamantis (de Chipre).
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