Todas nuestras plantas necesitan además de agua, nitrógeno, fósforo, potasio y una gran variedad de microelementos para crecer bien. Al vivir en una maceta, los bonsáis necesitan de nosotros para reponer los nutrientes que los árboles consumen o son lavados por el riego.
Si utilizamos el razonamiento, la mayor absorción de nutrientes se produce cuando el árbol crece. Podemos deducir que hemos de abonar más cuando el árbol está en plena etapa activa.
Los bonsáis de exterior comienzan a mostrar signos de vitalidad a principios de primavera, y es en ese momento cuando iniciaremos el abonado. Al comenzar el verano el desarrollo llega a su apogeo y cuando el calor se hace intenso, la actividad baja o se detiene. No abonaremos, entonces, hasta comenzar el otoño. En esta estación, al ser los días más cortos y frescos, se produce una segunda pequeña primavera. Además los árboles hacen acopio de nutrientes para el invierno.
Los bonsáis que viven en el interior de casa (especies tropicales de hoja perenne), no están expuestos a tantas variaciones de temperatura (especialmente las bajas del invierno), por lo que cambiando la frecuencia durante la estación fría, mientras crezcan, los continuaremos abonando.
Es conveniente utilizar productos específicos para bonsái ya que están especialmente formulados para producir entrenudos cortos, hojas pequeñas y raíces vigorosas. Hay de dos tipos:
Fertilizante líquido para disolver en el agua de riego. Se aplica cada 15 días en primavera y otoño y una vez por mes en invierno para árboles de interior. En árboles de exterior no se abonará durante el verano y el invierno
Abono orgánico: es sólido, se coloca sobre la tierra, cerca del borde de la maceta, de manera uniforme y con una separación de entre 6 a 7cm. Tiene la ventaja de no tener problemas de sobredosis, es de liberación lenta y mejora la estructura del suelo. Sin embargo es más lento y suave que el químico por lo que podremos combinarlos y/o alternarlos de acuerdo a la época del año.
Recomendación muy importante: “Nunca debemos abonar un árbol enfermo, que ha padecido estrés hídrico o recién trasplantado”.
En estos casos, hemos de solucionar primero el problema, aumentar la fuerza del árbol con vitaminas y cuando comience a crecer bien, podremos volver a abonar.