Scotland Yard, tras el misterioso caso del nenúfar enano robado

nenufar

Una mano invisible se ha llevado el nenúfar más pequeño del mundo del estanque donde crecía y flotaba en el Kew Gardens de Londres. Scotland Yard ha puesto a sus agentes a investigar el enigma del Jardín Botánico y la curiosa desaparición de la Nymphaea thermarum, conocida popularmente como nenúfar enano ugandés, cuya hojas alcanzan apenas un centímetro de diámetro (más pequeña que una moneda de una libra o un euro).

Según una escueta nota de la policía londinense, el robo debió producirse entre las 8.30 horas de la mañana y las 2.55 de la tarde del pasado jueves, 9 de enero. El nenúfar minúsculo estaba expuesto en un estanque del invernadero del Príncipe de Gales, donde se le echó en falta ese mismo día cuando se cerraron las puertas al público.

A diferencia de los ladrones de orquídeas y otras plantas más o menos exóticas, Scotland Yard nunca había investigado hasta la fecha un robo de nenúfares, las plantas acuáticas que pueden llegar de los tres metros de diámetro al minúsculo centímetro de la Nymphaea thermarum, de flores blancas con estambres amarillos, que se abren por la mañana y se cierran a la caída de la tarde.

Especie esquiva

Este nenúfar procede del suroeste de Ruanda, pero ya no se encuentra en estado silvestre

Todo parece indicar que el robo sucedió a plena luz del día y con las hojas bien abiertas… «Por la hora en que ocurrió, tuvo que haber sido uno de nuestros visitantes», certificó Richard Barley, director del Departamento de Horticultura del Kew. «Alguien se lo llevó aprovechando posiblemente que no había nadie en ese momento. Por desgracia, no tenemos cámaras de vigilancia apuntando a ese lugar».

«La planta tuvo que ser extraída con una pala o arrancada directamente del estanque», añadió Barley, que reconoció que el robo ha sido un «mazazo moral» para la plantilla de horticultores y conservadores del Kew Gardens, incluido el gijonés Carlos Magdalena, que fue capaz de «descifrar las claves» para el cultivo y la multiplicación de la planta en 2009.

«El nenúfar no tiene precio», advirtió Barley, que reconoce que su personal tiene que poner un celo especial para evitar que los visitantes (más de un millón al año) puedan dañar o intentar llevarse plantas poco comunes. «No podemos ponerle un precio a algo cuya virtud es precisamente la rareza».

La Nymphaea thermarum fue descubierta en 1987 por un botánico alemán, Eberhard Fischer, y crecía hasta hace dos años en estado silvestre en Mashyuza, en el suroeste de Ruanda. Fischer logró preservarlo en el jardín botánico de Bonn, y gracias a un intercambio de plantas, el minúsculo nenúfar llegó hasta los estanques del Real Jardín Botánico de Kew, un increíble paraíso de 120 hectáreas en la orilla sur del Támesis.

Ahí fue donde entró en acción el gijonés Carlos Magdalena, con una reputación ganada durante años en el departamento de plantas acuáticas. La dirección del Kew le considera como el auténtico «descifrador de claves» para la multiplicación de la especie, al resolver el enigma para su cultivo que trajo de cabeza a los horticultores durante más de dos décadas.

Al Kew llegaron en 2009 un puñado de semillas y plántulas pregerminadas, y Carlos Magdalena fue capaz de lograr en noviembre de ese mismo año que la colección de nenúfares enanos floreciera por primera vez. ¿Cómo? Replicando en el invernadero su hábitat natural, en un ambiente húmedo al borde de un manantial de aguas termales.

El nenúfar termal no se ha vuelto a encontrar en estado silvestre, de ahí su valor científico. La sobreexplotación de los manantiales de Mashyuza que alimentaban su frágil hábitat llevó a la desecación de los pocos metros cuadrados donde crecía esta rarísima especie, de la que quedan al menos otros 30 ejemplares en el Kew. Su pervivencia en el Jardín Botánico londinense es vital para la posible reintroducción de la planta en Ruanda.

«El jardín está aquí para que lo puedan disfrutar los visitantes, y eso es algo que hemos tenido muy en cuenta siempre», asegura el horticultor-jefe, Richard Barley. «Pero la mayoría de las plantas que tenemos necesitan una conservación especial y tienen un gran valor científico. Si alguien se las lleva ilegalmente, tenemos un problema serio, y por eso dimos aviso a la policía».

Scotland Yard ha pedido la colaboración ciudadana para resolver el enigma del nenúfar enano y ha instado a todo aquel que pueda dar pistas sobre el robo que llame a la comisaría local de Richmond upon Thames: 02087215934.

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