Cuando la jornada laboral es larga y dura, hay veces en que cuidar el jardín se convierte en una tarea pesada, cuando no imposible de realizar por falta de tiempo. No obstante, esta falta de tiempo no tiene por qué disuadirte de tener un jardín cómodo donde puedas olvidar las preocupaciones.
Esto mismo pensó el dueño de esta casa de Tàrrega (Lleida), así que las instrucciones que dio a los jardineros de Tecnologia i Regs, diseñadores de este jardín, fueron claras: el jardín no tenía que robarle mucho tiempo, pero debía lucir y ser la seña de identidad de la casa. Y los paisajistas se pusieron manos a la obra.
El resultado es un jardín con dos parterres, y una zona de césped (perfectamente separada de los parterres mediante traviesas, hecho que facilita mucho la labor de siega), aderezados por algunos detalles que dotan al conjunto de elegancia y distinción.
En el primero de los parterres, junto a la entrada, predomina un olivo (de la variedad gordal), que transporta al amo de la casa hasta su tierra, Jaén, donde los olivos se alinean hasta alcanzar el horizonte. Los arbustos dispuestos alrededor, mezcla de rústicas y aromáticas, como el rosmarinus, el arbutus unedo (madroño), callistemon, cotoneaster lactea y horizontales, abelia, buxus semprevirens (boj), lavandula oficinales, prunicus granatum (granada), están especialmente escogidos por la variedad cromática que ofrecen, desde el verde grisáceo al rojo más intenso, y por ser plantas que soportan bien tanto las heladas del invierno como las altas temperaturas propias de esta zona de la Catalunya interior. Además, los arbustos armonizan con el olivo y ayudan a crear el efecto de que están plantadas en el campo. Incluso las piedras fueron compradas en una masía de la zona por su apariencia, ya que han envejecido de forma natural.
De entre los arbustos de este parterre cabe destacar la photinia, un arbusto de hoja perenne cuya apariencia cambia, con el paso de las estaciones, al revés que la mayoría de arbustos; en primavera, sus brotes son de un color rojizo, y van perdiendo ese tono en favor de un verde muy luminoso con el paso del verano, hasta llegar al otoño completamente verde.
El segundo parterre está formado por diversas coníferas, entre las cuales destacan tres cupressus lambertianas (que necesitan dos podas al año) y dos thujas occidentalis (conífera que no necesita poda). Los cinco ejemplares, enhiestos hacia el cielo, marcan un punto de referencia e identifican la casa, ya que se ven desde lejos, y tienen también la función de aportar intimidad, ya que tapan la vista del jardín desde fuera. El conjunto lo completan dos juniperus horizontalis, uno de ellos variegata.
Los toques de distinción y elegancia los aportan algunos maceteros repartidos por el jardín. Dos grandes maceteros de terracota que albergan unas begonias y un cupressus leilandi muy bien podado franquean la entrada ala vivienda. En la zona de la piscina, dos coníferas recortadas en forma de bola viven en sendos tiestos de madera tropical.
Por último, sobre el garaje se dispuso una dracaena en una jardinera de obra, de forma que la casa también fuera reconocible por sus plantas desde la parte trasera. La elección de una dracaena y no una conífera se debe a que, puesto que el espacio disponible era escaso, se precisaba de una especie que se adaptara bien a recipientes pequeños.
Sistemas de riego
Los parterres se riegan mediante un sistema de goteo, mientras que la extensión de césped cuenta con un sistema de riego por difusores (cuyo alcance es mayor que el de los aspersores). La nota curiosa, y que a la vez indica el poco tiempo que deberíamos emplear en el mantenimiento de un jardín como éste, está en los maceteros, para los cuales Tecnología i Regs ideó un sistema de riego basado en el goteo, mediante un tubo que entra por uno de lo agujeros de drenaje de las macetas. Ya sabéis, si tenéis poco tiempo para cuidar el jardín, pero a la vez queréis que éste se muestre en todo su esplendor, sólo hay que tener un poco de inventiva, porque soluciones, hay.