Durante la época de recolección, muchos aficionados al huerto se encuentran repartiendo entre amigos y conocidos gran parte de su cosecha. Frutas y bayas maduran casi al mismo tiempo, y según como de grande sea la cosecha y el número de personas que se pueden abastecer de ella, o bien no nos dará tiempo a consumirla sin que se estropee, o bien acabaremos aburridos de consumir, un día tras otro, el mismo tipo de fruta o baya.
La solución pasa muchas veces por conseguir unas sencillas recetas que te permitan realizar unas tradicionales y buenísimas conservas. Si no tienes un pinche de cocina, ahora es el momento de conseguirlo; tus hijos, tu pareja y tus amigos pueden ser unos excelentes colaboradores en este divertido trabajo de elaborar propuestas gastronómicas con lo que estáis cultivando con vuestras manos.
Las bayas dulces son exquisitas acabadas de coger del matorral, y también en confituras. Para que las puedas cocinar, deberás haber recolectado la cantidad suficiente, y ello exige un poco de disciplina (o sea, no picar mientras las coges y que tus pinches tampoco lo hagan…)
Las frambuesas las deberás cortar por el pedúnculo, con los sépalos. Ello hace más fácil su transporte y su mantenimiento.
Las grosellas se cogen en racimos de estos pequeños arbustos. Los racimos puedes cortarlos fácilmente haciendo un poco de presión con las uñas.
Para preparar la confitura, debes lavar las grosellas y separar las bayas de los racimos con un tenedor. Para preparar las frambuesas, deberás quitarle los pedúnculos (pero no las laves para que no pierdan parte de su sabor).
Recuerda que para elaborar una buena confitura, lo mejor es utilizar exclusivamente los frutos que presenten unas condiciones óptimas. Los que no estén en estas condiciones (picoteados por los pájaros que vienen a cantar a tu jardín, o pasados) los puedes reciclar en el compostador.
Las confituras que no tienen ningún conservante las puedes guardar una semana en la nevera, en botes de vidrio esterilizados.
Si haces grandes cantidades de confitura, puedes congelarlas en porciones, y utilizar la porción que necesites semanalmente manteniéndola en la nevera durante este tiempo.
Si quieres sorprender a tus invitados o a tu familia con una comida refrescante y casi totalmente de tu propia recolección, te proponemos el siguiente menú:
Para empezar:
Crema fría de pepino, albahaca y leche de avena, o
Una ensalada de hojas verdes, naranja y alga wakame, o
Una ensalada oriental de verduras salteadas y cacahuetes
Continuar con:
Pasta con verduras de temporada, o
Unas croquetas de arroz integral y lentejas amarillas
Y los postres:
Mezcla de grosellas y frambuesas
Para elaborar los postres deberás lavar 500 gr. de grosella roja y 250 gr. de grosella negra (que es un poco más amarga que la roja). Quita los pedúnculos y utiliza sólo las frambuesas y las bayas que estén en perfecto estado. Tritúralo todo en un recipiente limpio, condiméntalo con corteza de lima y mézclalo con 1.250 gr. de azúcar moreno molido muy fino. Remuévelo durante 15 minutos con la batidora. Esta mezcla no necesita cocción. Con estas proporciones, tendrás unos dos litros de confitura. Repártela en pequeñas porciones y pon los recipientes de plástico en el congelador con la fecha en que los has elaborado. Reparte entre tus pinches colaboradores unos botes de vidrio con esta mezcla y deja un par de ellos en la nevera, que seguro que mañana, para desayunar, alguien te pedirá confitura…