Este jardin esta situado en el desierto de Sonora, en los Estados Unidos, los propietarios prefirieron reciclar y combinar en un país donde todo se crea de nuevo. Ello dio paso a la concepción de la casa como un espacio en su hábitat. El desierto del medioeste.
Una sola imagen muestra como era el espacio cuando el paisajista lo vio por primera vez. Los propietarios estaban remodelando la casa cuando el paisajista les mostró el gran error que estaban cometiendo al planificar la destrucción de las clásicas líneas de estilo modernista de los años sesenta de la casa.
El paisajista se puso a trabajar de la mano del constructor y se cambiaron las directrices, la configuración de los espacios tanto interiores como exteriores… se ideó un espacio que albergara a la familia y a la naturaleza. Los acristalamientos configuraron un espacio abierto-cerrado, que conectó el interior y el exterior con la fluidez que requería el paisajista.
Remodelación
La casa es una construcción de más de cuarenta años de antigüedad que necesitaba una remodelación y una puesta al día, a parte de una ampliación para albergar a una familia con más miembros.
La casa no tenía ningún área sombreada al aire libre.
Los propietarios deseaban incluir una zona de descanso al aire libre, ganar espacio para vivir en el jardín, crear una pequeña cabaña para juegos…
Situada en una zona desértica, la casa debía representar la experiencia del desierto en la vida de sus gentes, por ello, la experiencia del desierto forma parte de la casa, de su jardín, de su aspecto…
Las terrazas cubiertas ofrecen espacios de transición al aire libre, las paredes de cristal desaparecen en las paredes laterales para crear diferentes áreas abiertas o cerradas, las fuentes dominan el espacio sonoro con ruidos naturales y refrescantes.
El diseño ha difuminado los límites de la casa y del jardín. La casa acentúa el jardín. El jardín forma parte de la casa. La casa celebra el clima mientras que las plantas nativas celebran el desierto.
Este proyecto trata el conflicto difícil entre las expectativas contemporáneas en un ambiente que funde el frágil paisaje del desierto de Sonora. La casa se abre al desierto para fundirse en el espacio. El uso de plantas nativas ha creado un jardín de su hábitat, que liga directamente el jardín a los procesos ecológicos del lugar, de la región climática. Los árboles y las plantas que no eran autóctonas se han eliminado y han sido substituidas por las del propio hábitat.
Paisaje con casa
La casa parece retroceder en el paisaje, desaparecer virtualmente de la vista de la calle. Ello gracias a la plantación de los árboles del desierto. Creando un paisaje nativo y denso. El césped, un espacio rectangular, mínimo y modesto, funciona como lugar de juego para los niños.
Para reducir los gastos energéticos del aire acondicionado, los propietarios y el paisajista han decidido colocar los árboles a modo de cortina del desierto y las proyecciones grandes de la azotea, blindan del interior los espacios de cristal, así como los ventiladores del techo remueven el aire y crean circulaciones refrescantes.
La casa se transforma en un espacio para aprovechar el buen tiempo y se abre hasta convertirse en un pabellón en el jardín.
Aunque les parezca extraño a sus vecinos, estos propietarios eligieron “reciclar y remodelar” su casa antes de derruirla y construir otra nueva. Este proyecto ilustra cómo el nuevo trabajo de diseño puede ser ingenioso y al mismo tiempo responsable con el medio ambiente.
La casa celebra el hábitat donde vivimos, y por ello se hace apología de la naturaleza.
El espacio vivo al aire libre es más grande que todos los espacios vivos de interior incluidos. Las paredes interiores también fueron quitadas para crear un nexo de unión de la casa hacia los jardines.
Una fila de los árboles salvados del desierto fue situada entre la casa y la calle. Los árboles cambiaron la casa de ser un objeto a convertirse en un lugar. La casa y el jardín son uno.